Esta pasada semana todas las empresas centraron su atención en Bruselas ya que se hizo oficial que el Reino Unido y La Unión Europa habían alcanzado por fin un acuerdo para terminar con las duras negociaciones del Brexit y dar salida a una situación que permanecía bastante atascada desde un inicio.
Pero lejos de estar todo resuelto, ahora es el turno de Theresa May, la Premier británica, de comenzar con un intenso trabajo para convencer a su parlamento de que las condiciones del acuerdo son aceptables para sus intereses. Realmente será una labor muy difícil, ya que tiene en contra tanto a miembros de su propio partido, como a los de la oposición. Ambos se han apresurado a anunciar su «no» rotundo al acuerdo, ya que no ven que Reino Unido haya sido beneficiado en nada.
La fecha límite es el 11 de diciembre, día en el que se deberá votar el acuerdo del Brexit en sede parlamentaria, para poder proceder a la desconexión total el próximo 29 de marzo. Antes esta situación de incertidumbre, y en caso de rechazo por parte de los diputados británicos, las vías abiertas son varias:
1.- Llevar a cabo un Brexit blando, con un periodo de transición en el que la relación entre las islas y el viejo continente se asimilaría mucho a la que mantiene Noruega con la UE. Lo que ya se ha bautizado como el «Norway for Now». Con esta opción, Reino Unido seguiría temporalmente en el Espacio Económico Europeo (EEE) y en la Asociación Europea de Libre Comercio. La propuesta gusta en general a todas las partes.
2.- La renegociación del acuerdo, lo cual implica la necesidad de extender los límites temporales predeterminados del Brexit.
3.- En caso de un bloqueo total, no sería extraño que las autoridades británicas plantearan un segundo referendum, lo que es deseo de miles de ciudadanos que se encuentran estupefactos ante la triste realidad de la salida del mercado común. Sobre todo los jóvenes y las grandes ciudades,que votaron en contra del Brexit frente al mundo rural, en el que la victoria de la ruptura fue clara.
4.- La moción de censura y las elecciones generales tampoco se descartan si Theresa May cosecha un rotundo fracaso en esta votación interna del parlamento británico.