A los extranjeros que visitan nuestro país anualmente les encanta el sol y la comida española, pero a pesar de ello y al igual que nos ocurre a nosotros cuando viajamos a otros países hay algunos alimentos que les resultan muy extraños y que en nuestra gastronomía son imprescindibles.
Los callos: Los extranjeros no entienden que comamos tripas de vaca, y que sea un plato tan típico en España, ¿verdad madrileños?
Percebes :Siendo completamente honestos, yo tampoco sé qué se le pasó por la cabeza a la primera persona que decidió comerse un percebe. Normal que los extranjeros piensen que estamos comiendo patitas de dinosaurio chico.
Sangre frita: Este plato es muy típico y preciado en los bares y restaurantes españoles pero para los turistas no tanto.
Morteruelo manchego. Resulta de la mezcla de hígado de cerdo, pan rallado y especias, es un guiso originalmente manchego con un sabor contundente y una textura parecida a la del paté. Un plato para paladares no tan sensibles.
Cocidos, fritos o a la plancha, para los españoles esta pequeña flor resulta un exquisito manjar, sobre todo para aquellos con gran poder adquisitivo ya que por su riesgosa forma de adquisición tienen un alto precio, por lo que algunos españoles prefieren dejarlo para ocasiones especiales. Algunos turistas le rehúyen a este platillo por su aspecto rocoso y colores fuera de lo normal, pero los que se atreven a probarlo quedan realmente complacidos.
Crestas de gallo. Sí, esa masa roja y flexible que llevan los gallos sobre cabeza se come, y para los españoles es un majar realmente exquisito. Es un plato típico de Castilla y León propiamente de Salamanca y Zamora. Este trozo de carne viscosa y carnosa se sirve generalmente en salsa de tomate con especias.