2020 debía ser el año en el que la economía europea se estabilizase después de un periodo de elevadas incertidumbres por el Brexit, las tensiones comerciales o los problemas de la industria, muy afectada por la ralentización china y las dificultades del sector del automóvil.
Todos los organismos esperaban que este año, por fin, llegase un repunte de la actividad, por precario que fuese. Sin embargo, el coronavirus ha infectado el horizonte de nubarrones. Y el pesimismo aumenta por los desplomes de una Bolsa inflada por las inyecciones de liquidez de los bancos centrales.
¿Se precipita la economía hacia una nueva recesión?
En principio, los expertos creen que este año se retrasará una recuperación que de todas formas será débil. Pero por ahora no creen que la epidemia genere una crisis. “El coronavirus ha frustrado las esperanzas de un mejor 2020 en la eurozona”, concluye un análisis de AXA.
Algunos laboratorios han anunciado un tratamiento para dentro de unos meses, aunque la vacuna tardará por lo menos un año. La posibilidad de que el virus tenga mutaciones complica la búsqueda de un medicamento eficaz.
Si la tasa de mortalidad es baja y se espera un remedio pronto, ¿por qué temblaron esta semana los mercados financieros de medio mundo? Porque su efecto puede ser demoledor para una economía, que ya funciona al ralentí.
En China, donde el umbral del PIB está en el 6%, se espera que en el primer trimestre se derrumbe hasta tasas próximas al 2%, lo que creará una onda expansiva sobre el resto del planeta.
China apenas movía el 3 de% del comercio mundial durante la última pandemia ocurrida en 2003, la del Síndrome Respiratorio Agudo, (SARS). Pero en la actualidad representa casi un tercio del comercio mundial y el 16% del PIB.
Casi todas las multinacionales tienen centro fabril en China o dependen de algún producto generado en este país.
Apple anunció una caída de sus ventas del iPhone por los problemas de abastecimiento de China y Microsoft alertó también esta semana de dificultades. Las industrias farmacéutica ó automovilista trasladaron de manera masiva su producción a China para abaratar costes.