Hay pueblos en España donde parece que el tiempo se ha detenido. Castillos, murallas calles estrechas y empedradas, son las señas de identidad de estos lugares mágicos que nos llevan a un tiempo de caballeros y princesas.
Los cinco pueblos más bonitos de España
ALBARRACIN (TERUEL): su muralla va serpenteando las colinas de alrededor que junto a su castillo del Andador y sus casas en tonos rojizo le hace formar una estampa difícil de igualar, considerado el conjunto histórico-artístico de Aragón, Monumento Nacional desde 1961.Un paseo por sus calles, inspiración de escritores nos dejará adentrarnos en una variedad de monumentos como la Iglesia de Santa María, la Catedral y el Palacio Episcopal, sin olvidarnos de sus casas señoriales (la Casa de la Brigadiera, la Casa de la Julianeta, la Casa del Chorro y la Casa de la calle Azagra).
RONDA (MÁLAGA): murallas, palacios nazaríes, puertas medievales… las calles de Ronda mantiene los vestigios de su pasado medieval, una de las villas más antiguas de Andalucía. Su Puente Nuevo es lo más impresionante, da acceso al centro monumental donde podremos visitar la Iglesia Mayor de la Encarnación, el Palacio del Marqués de Salvatierra, los Baños Árabes, la Plaza de Toros, el Palacio de Modragón o el Museo del Bandolero.
FRÍAS (BURGOS): enclave estratégico que mantiene su estructura medieval, siendo el Castillo, el Puente Mayor, la Iglesia de San Vicente, la Iglesia de San Vítores y el Convento de Santa María del Valdillo sus monumentos más representativos.
OLITE (NAVARRA): es un importante centro cultural, histórico y artístico. Su Castillo y la Torre de la Iglesia de San Pedro lo hacen inconfundible, el conjunto urbano es mucho más que su hermoso Palacio Real, sus estrechas calles nos permitirá pasear al abrigo de nobles caserones de piedra con escudos de armas, galerías medievales y espléndidas iglesias (Iglesia de Santa María, Iglesia de San Pedro).
BESALÚ (GIRONA): uno de los núcleos medievales mejor conservados de Girona. Declarado monumento histórico artístico en 1966, se accede al pueblo por un majestuoso puente románico (Puente Fortificado) que conduce al interior del recinto amurallado. Una vez allí, callejuelas empedradas que nos conducirán a monumentos como la Plaza Mayor, el Palacio Real, el antiguo Hospital de Sant Julià, la calle Tallaferro y la Judería.