Al ejercer como autónomo te toca abonar el impuesto sobre las personas fisicas (IRPF) por tu actividad, que es un tributo de naturaleza progresiva.
En otras palabras, cuanto más ganas trabajando como autónomos, más te exige Hacienda, tal y como ocurre en la figura del empleado por cuenta ajena.
Así, al incrementarse el porcentaje aplicable según sube tu facturación, lo hace de forma proporcional el pago contante y sonante a la Agencia Tributaria.
El impuesto sobre sociedades mantiene un tipo fijo, en la actualidad es el del 25%,pero, ese porcentaje podría ser rebajado al 23% con el nuevo gobierno.
¿Cuando conviene pasarse de autónomo a sociedad limitada?
Se produzca o no esa bajada, la cuestión fiscal hace que, alcanzados unos determinados ingresos, al empleado por cuenta propia se le suela aconsejar montar una sociedad limitada para reducir su factura fiscal.
Si tus ingresos van más allá de los 40.000 euros, deberás considerar en profundidad operar bajo esa fórmula.
El IS se fija en el 23%, asimismo si has rebasado los dos años de actividad, hay otro factor que debes tener en cuenta sobre la conveniencia o no de pasar de autónomo a sociedad limitada. La tarifa plana está actualmente en 60 euros diez más que el año pasado.
La rebaja se sitúa en el 50% del importe que corresponda en cada caso durante los siguientes seis meses y en el 30% para el semestre posterior hasta completar los dos ejercicios en activo como afiliado al RETA.
Transcurrido ese tiempo puede salir mejor la puesta en marcha de la S.L. La cuota mínima mensual para los autonomos es de 283 euros, mientras que la cotización máxima es de 1.221 euros mensuales.
Por su parte, la Sociedad Limitada paga algo más de 364 euros al mes sin tarifa plana ni bonificaciones.
El capital social debe estar en un mínimo de 3.000 euros, para un autónomo no es necesario una aportación mínima.