En España el número de clínicas dentales se ha visto aumentado en los últimos años exponencialmente. A los tradicionales dentistas de toda la vida, se han sumado al mercado grandes compañías que en la mayoría de los casos se basan en el modelo de franquiciado como Vitaldent o Unidental.
Ante esta saturación del mercado (más de 25.000 clínicas dentales), la ley del más fuerte se impone; y en este caso la fuerza se mide por inversión publicitaria. Las grandes cadenas de clínicas invierten verdaderas millonadas para acaparar mayor cuota de mercado, dando acceso a grandes descuentos y ofertas a las que los dentistas tradicionales no pueden llegar, y que en muchos casos se ponen además en tela de juicio. Éstos por su parte, aseveran que hacer publicidad agresiva cuando es la salud lo que está de por medio, no es ético.
Uno de los argumentos más empleados por los profesionales tradicionales es que las ofertas que presentan estas compañías son engañosas, ya que existiría letra pequeña y ocultación en los descuentos aplicados por ejemplo en tratamientos que suelen ser caros como los implantes.
Ante esta situación, la Federación de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) solicitó a Key-Stone un estudio para evaluar la percepción que tiene el consumidor de unos y de otros. Uno de los datos más interesantes que se desprenden de la encuesta es que a un porcentaje muy alto de pacientes no les importa absolutamente nada como se llama la empresa o la clínica, y si es una clínica de carácter único, o si es un conjunto de franquicias. Lo que más le importa es el profesional en sí mismo que le atienda: el odontólogo. Si el dentista les aporta confianza, todo lo demás es secundario.
Ante esta situación la odontología tradicional también se defiende, argumentando que las grandes marcas ahorran costes contratando nuevos dentistas sin experiencia recién salidos de las universidades de nuestro país, lo cual pudiera ser objeto de mala praxis por falta de conocimientos.
El tema es importante por dos razones; la más obvia y que ya hemos tratado, de salud pública, y la otra como no, económica. El sector recibió de media cada año a unos 25millones de pacientes, que se gastaron por cada uno de ellos un estimado de casi 400€. Con estos datos se entiende que la batalla sea encarnizada pero esconde una situación complicada a la larga para las propias empresas, ya que el número de profesionales ha aumentado en un 50% mientras que la población solo lo ha hecho en un 20%. El mercado se estrecha.
También desde el punto de vista económico, el exceso en la oferta ha sido muy beneficioso para las clases bajas y los jóvenes, que antes veían como muy difícil acceder al dentista, y ahora ven posible tratarse debido a la bajada permanente de los precios.
Por si fuera poco, el sector no está libre de la lacra del “intrusismo profesional”. En los últimos meses hemos asistido a siete condenas por parte de los jueces por estas prácticas ilegales. El Consejo General de Dentistas de España reclama a las autoridades que se endurezcan las penas en estos casos, ya que ponen en serio peligro la salud pública. Ante una situación de duda, noticiasparaempresas.com informa que se puede consultar al Colegio Oficial de Dentistas de cada demarcación.