Es justo tener reservas si alguna vez se ha pensado en comprar una furgoneta de segunda mano porque, con frecuencia tienen mucho más uso que un coche normal. Pero, no hay por qué temer, ya que el mercado ofrece muchas alternativas y a continuación se darán algunas sugerencias para comprar un vehículo usado con las mejores garantías y así evitar sorpresas desagradables.
Para comprar furgonetas y vehículos industriales de segunda mano hay que hacer lo siguiente:
Establecer el tipo de furgoneta
De la misma forma que se haría con otro tipo de coche, no cualquier tipo de furgoneta sirve a todas las personas por igual. Existen muchos tipos, marcas, modelos y tamaños diferentes.
Además, hay que considerar algo que es realmente muy importante. Dependiendo del tamaño y peso máximo de determinados modelos de furgoneta, se requerirá un carné de conducir especial.
Por ejemplo, si la furgoneta pesa más de 7 mil 500 kilos se necesitará el C1. Pero, si pesa menos, basta tener el B.
Buscar, buscar y buscar aún más y comparar precios
Sin duda se saldrá ganando si se comparan muchos sitios en internet o concesionarios y se establecen los mejores precios en función de las prestaciones y características.
Una vez que se tenga claro el tipo de furgoneta que se quiere, hay que buscar en el mercado de segunda mano y comparar los costes.
Por lo general, el precio lo va a delimitar la antigüedad, el kilometraje, el estado general, etc. Ver un precio más barato de lo habitual probablemente llamará la atención, pero no hay que confiarse: si la diferencia es grande, puede haber una trampa.
Comparar el modelo deseado con otros ejemplares similares para identificar posibles fuentes de variación es lo ideal.
Es mejor hacer una lista de prestaciones de cada modelo en cada página y anotar el precio para luego, con calma, comparar mejor.
Verla en persona con un amigo mecánico
Aunque las fotos sean fantásticas, nada es comparable a estar realmente allí junto a la furgoneta deseada.
Hay que recordar que una furgoneta usada suele tener bastante uso. En este sentido, es probable que tenga algunos defectos aquí y allá que pueden ocultarse fácilmente con la posición correcta de la cámara para los portales online.
Verla en persona y prestar atención a cada pequeño detalle es lo mejor antes de pagar. Ver los baches del exterior, cualquier posible pieza que no sea original, los componentes del interior y hasta el olor del motor al encenderla puede dar luces sobre su estado general.
También es recomendable ir acompañado de un mecánico amigo o de confianza para comprobar cualquier posible fuga de aceite, gasolina, el sonido del motor tras su arranque u otro aspecto técnico.
Probarla
No es lo mismo verla aparcada que ponerse al volante para observar el funcionamiento de la furgoneta. Incluso se puede ir acompañado del actual propietario al recorrer calles y carreteras con ella para evitar malos entendidos.
Se deben comprobar todos los aspectos posibles. Destacan la capacidad de arranque del motor en frío, el sistema de frenos, la forma en que reacciona la amortiguación, el funcionamiento del embrague y la caja de cambios, la iluminación, el estado de los neumáticos y en función de la prueba se puede negociar un precio más barato.
Establecer un presupuesto
Esto es esencial. Saber el rango de precio a pagar por la furgoneta deseada hará más fácil la búsqueda y la elección. Parece obvio, pero a veces se puede perder la cabeza por un vehículo y después pasarla mal económicamente.
Informe de la DGT
Nunca está de más pedir el informe a la DGT en el cual se constata el estado del vehículo. Esta es la forma más rápida y sencilla de determinar si la persona que intenta vender la furgoneta está siendo deshonesta. Por eso, una de las mejores recomendaciones es buscar este tipo de vehículos de segunda mano en concesionarios y empresas responsables.
Este informe es accesible al público en general y ofrece la información más completa, incluyendo detalles técnicos, el número de propietarios anteriores, la fecha de caducidad de la ITV, las cargas que puedan impedir la transmisión y la situación administrativa, o sea, si el aparato sigue teniendo permiso de circulación.