Comer pocas frutas y verduras es un hábito poco saludable sobradamente conocido. Estos alimentos son precisamente los que poseen mayor densidad nutricional, al tiempo que también suelen ser en general los más pobres en calorías en comparación con otros alimentos.
Pero, además, el bajo consumo de frutas y verduras no solo se habría asociado con la potencial desnutrición o déficit de nutrientes específicos, sino que también tendría cierta relación con los trastornos de ansiedad. Así lo sugieren los datos de un estudio, el Canadian Longitudinal Study on Aging.
Según valora Karen Davison, autora principal del trabajo y directora del laboratorio de informática de nutrición de la Universidad Poltécnica de Kwantlen (KPU) y miembro del Grupo de Investigación de Atención Primaria de América del Norte en un comunicado, comer menos de 3 porciones de fruta y verdura al día aumentaría hasta un 24% la probabilidad de ser diagnosticado de ansiedad.
Así mismo, y según los resultados del nuevo trabajo publicado en Environmental Research and Public Health gracias a los datos de 26.991 hombres y mujeres de entre 45 y 85 años.
Estos hallazgos también explicarían otras conclusiones surgidas en el estudio, como el hecho de que los niveles de grasa corporal aumentarán a su vez hasta un 36%, y ambos factores en conjunto (poca fruta y verdura y exceso de grasa), darían lugar a un 70% más de riesgo de sufrir trastorno de ansiedad.
Los factores de la ansiedad
Los investigadores también tuvieron en cuenta diferentes factores, como el género, el estado civil, el nivel socioeconómico o las problemas de salud preexistentes. Esto dio lugar a diversas conclusiones.
Por un lado, existían claras diferencias de género, detectando que una de cada nueva mujeres sufría ansiedad, en comparación a uno de cada quince hombres.
Por otro lado, el estado civil también arrojó diferencias, detectándose mayor prevalencia del trastorno en un 13,9% de los individuos solteros, mientras que solo el 7,8% de los individuos con pareja lo sufría.
Investigación socioeconómica
Por su parte, respecto al nivel socioeconómico, uno de cada cinco individuos con salarios inferiores a 20.000 dólares anuales (unos 18.000 € al cambio) sufría ansiedad, siendo el doble de prevalencia respecto a los individuos con salarios anuales superiores.
Esto no sorprendió a los investigadores, dado que en anteriores estudios las situaciones de pobreza y la lucha continua por asegurarse productos básicos como alimentación y la vivienda tienen claros vínculos con este tipo de trastornos.