Una expedición a bordo del Silver Endeavour desde Islandia a Nueva York recorriendo gran parte del este de Groenlandia y la costa canadiense del Mar de Labrador. Osos polares, majestuosos glaciares, deslumbrantes icebergs e infinitas aventuras por descubrir hasta llegar a la Gran Manzana.
Un crucero en el Silver Endeavour no es un crucero cualquiera, estamos hablando del barco de expedición más lujoso del mundo, que se inauguró hace apenas dos años. Un barco calificado como clase polar PC6, una de las más altas del sector y que cuenta con un equipo y tecnología de última generación, como por ejemplo el ancla virtual GPS que permite mantener la posición sin necesidad de perjudicar el fondo marino.
Todos sus camarotes son suites con vistas al mar e incluyen servicio de mayordomo y terraza privada. Reconocido también por su excelencia culinaria y su espíritu innovador, ofrecen una amplia variedad de opciones gastronómicas para todos los paladares.
Reykjavik, inicio de la ruta.
La capital de Islandia es un testimonio de la resiliencia y el ingenio de sus habitantes, en una armoniosa mezcla de tradición y modernidad. Su creación se remonta al período de asentamiento de Islandia en el siglo IX. Cuentan que Ingólfur Arnarson, un intrépido nórdico, estableció el primer asentamiento permanente en la zona, marcando el nacimiento de la ciudad. Su nombre en islandés “Reikiavik” se traduce como «Bahía humeante», inspirado sin duda en el vapor que se eleva desde el aguas termales que salpican la región.
Son muchos los lugares que se pueden visitar en la ciudad. La Iglesia de Hallgrímskirkja es de los íconos más reconocibles de la población, una majestuosa estructura de hormigón que se eleva sobre el resto de viviendas. Desde su torre a más de 70 metros de altura se tienen las mejores vistas de la ciudad y de su entorno. Laugavegur es la principal calle arteria comercial. Aquí se encuentra una amplia variedad de tiendas de artesanía, ropa de lana islandesa y productos únicos. Además, la oferta de restauración de la ciudad es amplia, a lo y ofrecen la oportunidad de degustar la deliciosa comida islandesa, como por ejemplo la famosa sopa de langosta.
El Harpa Concert Hall es un moderno y espectacular centro de conciertos y conferencias ubicado en el paseo marítimo. Su fachada de vidrio y acero es un reflejo del entorno natural de Islandia y, por la noche, se ilumina de manera deslumbrante. El Lago Tjörnin, también conocido como el «Lago de Reykjavik,» es el mejor lugar en el que disfrutar del atardecer. Durante el invierno, el lago se congela y se convierte en una pista de patinaje sobre hielo. En verano, sus aguas están llenas de patos y cisnes, creando un ambiente muy especial. Dar un tranquilo paseo a lo largo del histórico puerto y llegar hasta la imponente estatua del «Viajero hacia el Sol«, es una gran plan. Esta estatua está erigida en conmemoración del bicentenario de la ciudad. Esta escultura representa la historia de un barco vikingo, en su viaje hacia el sol.