Capital autonómica de Extremadura. Mérida esconde en su geografía urbana importantes restos arqueológicos que atestiguan la grandeza de su pasado. Romanos y musulmanes dejaron una huella indeleble.
Pasear por las estrechas calles de la Emérita Augusta o asomarse al Guadiana es ir descubriendo el alma de la ciudad y comprender el papel jugado a lo largo de los siglos.
La Mérida moderna y funcional convive con la monumental, sus habitantes orgullosos de ese pasado, son los guardianes del rico legado arquitectónico y arqueológico, orgullosos del reconocimiento por la UNESCO en 1993 de Patrimonio de la Humanidad.
Pequeña, monumental, ribereña, romana, visigoda… así surge Mérida ante el visitante. La animada vida local se concentra en torno a la Plaza de España, cuya altisonante torre de la iglesia de Santa María la Mayor parece querer despuntar.
De esta plaza, rodeada por arcos porticados y algún que otro edificio de factura renacentista como el Palacio de los Mendoza, que actualmente funciona como hotel parte la peatonal calle de Santa Eulalia, principal arteria comercial de la ciudad.
Monumentos y visitas
Construido en tiempos del emperador Tiberio, el cercano templo de Diana dedicado al culto imperial, constituye la única muestra de arquitectura religiosa de Mérida que ha llegado a nuestros tiempos.
Otros monumentos que no pueden pasar desapercibidos son los acueductos de Los Milagros y el de San Lázaro, algo más deteriorado. Pero es el circo romano uno de los pocos ejemplares de su género que pueden apreciarse actualmente en toda su planta.
El conjunto monumental más destacado se sitúa sobre una suave colina y es el formado por el teatro y anfiteatro romanos. Del primero, la majestuosidad de su frente escénico decorado con esculturas de divinidades y personajes imperiales y el graderío en semicírculo.
El contiguo anfiteatro, de trazado elíptico, era donde se celebraban las luchas de gladiadores y de animales salvajes.
La presencia árabe también ha dejado su huella en la ciudad. A orillas del Guadiana y del puente romano se encuentra la Alcazaba, que tiene en su haber ser la construcción musulmana más antigua de España.
La visita al interior vale la pena porque podremos ver la estructura del recinto, los restos de las edificaciones de diferentes etapas históricas, podremos subir a lo alto de las murallas y recorrer su adarve, y podremos bajar a la cisterna del aljibe.
