El Estado sale al rescate.
El Gobierno ha aprobado el mayor paquete económico de la historia, que implicará movilizar un 20% del PIB español, una cifra inimaginable hasta ahora, para salvar a ciudadanos y empresas de la descomunal crisis económica que llega con la pandemia del coronavirus.
En un discurso casi de situación de guerra, Pedro Sánchez garantizó que el Estado no dejará hundirse a los ciudadanos. “No vamos a dejar a nadie atrás”, clamó el presidente. Después de esta inyección para frenar la hecatombe económica, España quedará muy tocada. Y Sánchez ya pide ayuda a la oposición para un “Presupuesto de reconstrucción”.
Sánchez recordó que, el pasado jueves, el Gobierno aprobó un plan de 14.000 millones de euros y que enseguida quedó corto. El viernes se anunció el estado de alarma y desde entonces todo se ha precipitado hasta tener que llegar a este enorme paquete de 200.000 millones.
Sánchez confía en tener apoyo de la UE cuando haya que recuperar la economía. “Cuando pase esta pandemia habrá que poner planes económicos de revitalización de la economía europea”.
El líder socialista se dirigía este miércoles a un Congreso prácticamente vacío, con una treintena de diputados sentados en sus escaños y una Mesa también mermada. Sin prensa en los pasillos, con los periodistas como testigos desde su casa.
Con sus señorías sentados a más de un metro de distancia, también la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, de su jefe. Con los servicios de la Cámara desinfectando la tribuna y las barandillas tras cada intervención.
Él mismo acusaba el enorme agotamiento y la tensión de los últimos días, y enhebró un discurso duro, durísimo, catastrofista, de fin de época. Todo era la demostración palmaria de una situación absolutamente de excepción, inédita en España.
Porque el Covid-19, que ya ha provocado en España 13.716 contagios y 598 fallecimientos —datos de Sanidad a las 12:00 de este miércoles— es una enfermedad «silenciosa y cruel«, arrancó Sánchez, que castiga lo que «más nos hace humanos: la necesidad de vivir juntos, pensar juntos y actuar juntos en comunidad».
Una pandemia que no distingue de ideologías, clases ni territorios, como viene reiterando en los últimos días. «Nos golpea a todos, a nuestros padres, nuestros abuelos, nuestras parejas, nuestros hijos y nuestros seres queridos». Plantea «un reto sin precedentes», es una «amenaza para la salud pública global».