El Gobierno español ya trabaja en un nuevo borrador para preparar un posible nuevo confinamiento domiciliario como el del mes de marzo. La situación de contagios se encuentra descontrolada, batiendo records diariamente en muchas Comunidades Autónomas, tanto de infectados como de muertes.
En la actualidad se están planteando confinamientos selectivos y restricciones de movimientos que deben evaluar los gobiernos autonómicos por su cuenta, en una decisión y estrategia que ha sido muy criticada desde el desconfinamiento de primavera. Hasta el momento esta forma de actuar no está dando sus frutos, o no a la velocidad que se requiere.
Si la situación no mejora, el Gobierno plantea volver a la situación inicial de la pandemia, para tratar por todos los medios, aunque éstos supongan un recorte de libertades fundamentales, parar la segunda ola de Covid-19.
En el ejecutivo preocupa la situación económica. Una vez conocido que Europa va a ayudar a España con una lluvia de millones para amortiguar el choque de la primera ola, un segundo encierro podría ser definitivo para las arcas nacionales. Con el paro subiendo a una velocidad preocupante, empresas cerrando y unos Ertes mal gestionados e insuficientes para algunos sectores, todo esto podría ser la puntilla.
El Gobierno sigue con atención los estallidos de violencia que están empezando a surgir en algunas ciudades a causa de los encierros perimetrales de las ciudades, regiones y Comunidades Autónomas. Barcelona y Burgos han sido las primeras ciudades en mostrar este desencanto con actos violentos en las calles. No son las únicas, al menos en Europa ya se han generado situaciones similares en capitales y ciudades importantes.
La sociedad podría reaccionar de una forma descontrolada en caso de llegar a un nuevo confinamiento domiciliario. Illa, ministro de Sanidad lo sabe, y trata de evitar llegar a ese punto, aunque cada vez es más posible.