Las diferentes encuestas que se están realizando en relación a la propuesta de la ministra de trabajo, Fátima Bañez, de terminar la jornada laboral a las 18horas, están arrojando resultados muy claros: los españoles no quiere acabar su trabajo a esa hora.
Un estudio de la agencia de Recursos Humanos Randstad asevera que el 36% de los empleados preferirían tener una jornada laboral de horario variable. El 8% reconoce que sería muy flexible y que dejaría abiertos sus horarios de forma que se adaptasen a las necesidades y obligaciones de cada semana. Incluso los hay que alargarían sus jornadas laborales si con ello ganasen un día más de fiesta a la semana (16%).
Los esfuerzos de la ministra porque España se parezca más a sus vecinos europeos chocan frontalmente con las arraigadas costumbres patrias. Muchos hosteleros se han puesto las manos en la cabeza al escuchar las intenciones que tiene el Gobierno en este sentido, ya que consideran que “promover” una salida a las 18horas para todos causaría un atasco en el sector servicios, especialmente en restaurantes, que deberían atender a sus clientes en franjas horarias más estrechas en las que coincidiría todo el mundo.
En esta línea, imaginemos por un momento el colapso circulatorio que se podría producir en las grandes ciudades, que ya de por si están atestadas de vehículos en horas punta. Detrás de esta idea se encuentra Ciudadanos. Ante el “run run” de críticas, el líder de la formación naranja, Albert Rivera, se apresuró ayer en Antena 3 a explicar que en caso de modificación “nunca se trataría de una obligación, ya que nos encontramos en un país libre, sino de una recomendación”.