La gastroenteritis viral es una infección intestinal que se caracteriza por presentar diarrea líquida, cólicos estomacales, náuseas o vómitos y, a veces, fiebre.
La forma más habitual de desarrollar gastroenteritis viral, generalmente llamada gripe estomacal, es a través del contacto con una persona infectada, o por ingerir alimentos o agua contaminada. Si no tienes otro problema de salud, probablemente te recuperarás sin complicaciones. Sin embargo, para los bebés, los adultos mayores y las personas con sistemas inmunitarios comprometidos, la gastroenteritis viral puede ser mortal.
No existe un tratamiento eficaz para la gastroenteritis viral, por lo que la prevención es clave. Además de evitar los alimentos y el agua que pueden estar contaminados, tu mejor defensa es un lavado de manos frecuente y minucioso.
Aunque comúnmente se denomina gripe estomacal, la gastroenteritis no es lo mismo que la influenza. La verdadera gripe (influenza) solo afecta el sistema respiratorio, es decir, la nariz, la garganta y los pulmones. Por otra parte, la gastroenteritis ataca los intestinos, y produce signos y síntomas como los siguientes:
-diarrea acuosa generalmente sin sangre (la diarrea sanguinolenta suele significar que tienes una infección diferente más grave);
-dolores y calambres abdominales;
-náuseas, vómitos, o ambos;
-dolores de cabeza o dolores musculares ocasionales;
-febrícula.
Según la causa, los síntomas de la gastroenteritis viral pueden aparecer en un plazo de uno a tres días después de que contraes la infección y pueden ser de leves a graves. Por lo general, los síntomas duran uno o dos días pero, en algunas ocasiones, pueden persistir durante hasta 10 días.
Si eres una persona adulta, llama al médico si:
No puedes retener líquidos en el estómago por 24 horas
Has tenido vómitos durante más de dos días
Tienes vómito con sangre
Estás deshidratado: los signos de deshidratación comprenden tener sed excesiva, tener la boca seca, orinar de color amarillo intenso, orinar poco o nada, y sentir debilitamiento, mareo o aturdimiento intenso
Observas sangre en las deposiciones
Tienes fiebre por encima de 104 °F (40 °C)