El país de los fiordos y de los glaciares, las leyendas sobre trolls y duendes, de las auroras boreales y de las noches infinitas, con una exuberante naturaleza de ríos sin fin y poderosas cataratas, sus paisajes la han hecho famosa en todo el mundo.
Las puertas de entrada al país pueden ser varias. Pero, sin duda, su capital Oslo, es una de las ciudades que no debes dejar de visitar. La visita a la ciudad no podrá dejar de incluir el Parque Vigeland, el Palacio Real, la Universidad, el Parlament, o la Fortaleza de Akershus, el Museo de los Barcos Vikingos, el Museo Folklórico o la Galería Nacional, donde se encuentran, entre otras obras de arte, el famoso “El grito” de Munch.
Bergen es la entrada por excelencia a los fiordos. Con su emplazamiento, entre los fiordos Hardanger y Sognefjord, esta ciudad comercial y cultural de largas tradiciones. Paraíso de madera, donde las casas parecen sacadas de un cuento de hadas, esa imagen se podrá encontrar en el Barrio Bryggen, estrechas calles donde se conservan pintorescas casas de madera pintadas de diferentes colores, almacenes de la época hanseática, y la Iglesia de María, la más antigua de la ciudad. El puerto y el famoso Mercado de pescado, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, otro atractivo de esta bella ciudad.
Fiordos, frio y paisajes mágicos
Stavanger ciudad rodeada de un paisaje costero verde, punto de partida para visitar Lysefjord y los espectaculares miradores como el Pulpito y el Kjerag, interesante conocer el Museo del Petroleo, la Catedral (la más antigua de Noruega) y su casco antiguo.
Visitar alguno de los numerosos Fiordos, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como Sognefjord,“fiordo de los sueños”, es uno de los más impresionantes, considerado el rey de los fiordos, Fiordo de Geiranger, el Fiordo Nærøyfjord o el Fiordo Lysefjord.
En Noruega existen infinidad de glaciares que también han dado lugar a monumentos naturales increíbles. Uno de ellos es el de Briksdal, que forma parte del glaciar más grande de Europa, o el glaciar Böyabre, impresionante en su belleza.