Estas montañas combinan esquí, naturaleza y cultura con todo tipo de servicios y facilidades para vivir una experiencia plena con amigos y familiares, que seguro cumplen todas las expectativas en un entorno mágico.
Desde que se empezó a descubrir por forasteros a finales del siglo XIX, el Pirineo se ha convertido en un polo de atracción y experiencias. Como hoy en día, para conocer sus secretos había que calzarse unos esquís en los pies. Se trata de un escenario rodeado de nieve en invierno que con el paso del tiempo se ha convertido en un destino de referencia para disfrutar con familia y amigos.
La fórmula del éxito de esta sociedad de montaña se basa en un modelo de vida, con toda clase de servicios y facilidades, que gira en torno a la nieve y sus paisajes de cuento. La Alta Ribagorça, el Pallars Jussà, el Pallars Sobirà, el Alt Urgell, el Solsonès, la Cerdanya y la Val d’Aran configuran este territorio con un potencial que luce su máximo brillo en los meses de invierno.
Esquí para todos los gustos
Tanto si eres de esquí alpino, nórdico o de montaña, el Pirineo de Lleida es tu sitio. Sus 11 estaciones de esquí suman más de 500 kilómetros esquiables equipados con todos los servicios para vivir una experiencia en la nieve con máxima seguridad e información. La digitalización en todos estos complejos facilita el aprendizaje, así como el conocimiento del estado de las pistas y del tiempo u otros servicios, sean de alquiler o restauración.
Las seis estaciones de esquí alpino son Baqueira Beret, Boí Taüll, Port del Comte, Espot Esquí, Tavascan y Port Ainé. Ofrecen más de 350 kilómetros esquiables, haciendo de esta región una de las más atractivas de Europa y pionera en el Estado, con una oferta y tradición de nieve muy arraigadas.
Los complejos de esquí nórdico conviven en medio del paisaje a través de refugios de montaña. A lo largo de cinco estaciones de nórdico, los visitantes pueden aventurarse en el bosque pirenaico e incluso observar algún corzo o el famoso urogallo. Los itinerarios, ideados para realizar con esquís de fondo o raquetas, se han diseñado para dar a conocer la flora y fauna de este escenario. Es así como Sant Joan de l’Erm, Tuixent-La Vansa, Virós-Vallferrera, Lles de Cerdanya y Aransa suman 150 kilómetros de esquí nórdico y también hay circuitos de raquetas que suman un total de 140 kilómetros.