Es un hecho que los trabajadores y los empresarios están condenados a entenderse. Las relaciones entre ambos no siempre son un camino de rosas. De hecho es fácil encontrar situaciones de buenas relaciones durante años que acaban en conflicto, muchas veces en los juzgados.
Llegado ese punto, las estadísticas nos muestran que las sentencias favorables a los trabajadores llegan a un 80% de los casos, mientras que el empresario tan solo gana 2 de cada 10 conflictos judiciales. Antes de llegar a juicio, se dispone de un paso intermedio que da la oportunidad a las partes de llegar a un acuerdo amistoso en conciliación. En estos casos, se busca que ambas partes cedan en sus pretensiones y así evitar el enfrentamiento en sala, que acarrearía para el perdedor gastos de representación propios y de la parte contraria.
Las cifras hablan por sí solas, en los últimos años se han podido contabilizar en algunos casos hasta 120.000 demandas anuales de trabajadores contra sus ex empresas. Todas estas demandas requieren de un asesoramiento y representación por parte de profesionales de la abogacía, tanto en el caso de las empresas como de los empleados. Estos últimos acuden con frecuencia a la ayuda que otorgan los sindicatos, que tienen su propio cuerpo de abogados. Varios despachos de prestigio han denunciado las malas praxis de algunos sindicatos como CCOO o UGT en los casos de representación en EREs, ya que afirman que a través de sus asesorías jurídicas, cobran un porcentaje sobre las indemnizaciones que reciben los empleados que se ven forzados a abandonar sus empresas afectados por Expedientes de Regulación de Empleo.
Por parte del empresariado, es habitual disponer de una asesoría externa que lleve todos los temas legales relacionados con despidos y relaciones laborales. Javier Martin Alonso, abogado y director general de Asesores Martin, con una larga trayectoria profesional, tiene una opinión muy clara al respecto: “ En el caso de las pequeñas y medianas empresas es absolutamente necesario que dispongan de una asesoría fiscal y laboral que vele por sus intereses y les defienda judicialmente”. E incluso va más allá: “ En las grandes compañías que ya disponen de su propio departamento, sería mejor que contratasen un gabinete externo, ya que en líneas generales gozan de una mayor experiencia debido a la diversidad de la casuística a la que nos enfrentamos con nuestros diferentes clientes”.
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