La septicemia se produce una presencia de bacterias en la sangre, las cuales conducen a infecciones que pueden ser potencialmente mortales.
Es una forma de envenenamiento de la sangre conocida por su término médico de sepsis o síndrome de respuesta inflamatoria sistémica.
Las sustancias químicas liberadas en la sangre para combatir la infección pueden conducir a la insuficiencia de órganos, como los riñones y los pulmones, ocasionando una caída en la presión arterial, lo que puede llevar a la muerte.
Los síntomas de la septicemia son:
Fiebre
Escalofríos
Respiración rápida
Frecuencia cardíaca elevada
Shock
Disminución de la temperatura corporal
Dimisión de la presión arterial
Confusión
Cambios en la estabilidad mental
Coagulación de la sangre
Disminución del gasto urinario o ninguna producción de orina en absoluto
Evacuaciones dolorosas
Dolor o molestias durante las relaciones sexuales
Sangrado entre períodos
Las causas de la septicemia son debido a infecciones por todo el cuerpo.
Estas infecciones se producen en los pulmones, el abdomen, vías urinarias, infecciones de los huesos, sistema nervioso central, el corazón y otros tejidos.
Cuando la septicemia no se trata adecuadamente, la infección puede extenderse a otras partes del cuerpo.
Una de las causas más comunes de la septicemia son las infecciones en la boca o dientes que no son tratados con antibióticos.
Las quemaduras de tercer grado pueden ser una causa de septicemia, debido en parte al daño que sufren las terminaciones nerviosas.
Una lesión interna puede ser otro factor resultante por la ruptura de los intestinos, el apéndice, el bazo, o enfermedad de la vesícula biliar.
El tratamiento generalmente implica una estancia hospitalaria. Líquidos y medicamentos se administran por vía intravenosa para ayudar a mantener la presión arterial.
Estar inmunizados contra la gripe haemophilus B, la cual consiste en la combinación de la vacuna contra la gripe y la vacuna contra la neumonía por estreptococo, esto reducirá el riesgo de desarrollar septicemia en los niños.