La Copa Libertadores que se celebrará en Madrid este domingo 9 de diciembre ha llevado emparejada la polémica desde su designación. Desde los propios equipos y aficionados de ambos conjuntos, Boca Juniors y River Plate, se han presentado quejas por la lejanía de la ciudad de Madrid respecto a Argentina, y los costes que supone movilizarse para ver la final.
Pero existe una vertiente opuesta de este asunto; los comerciantes y hosteleros madrileños. La final entre argentinos ha provocado desplazamientos de miles de personas no solo desde Argentina, sino de otros rincones de España y de Europa. La inmensa colonia argentina que reside en Italia y Portugal también tendrá representación en la gran final. Todo ello dejará en las arcas de la economía madrileña un total de 92 millones de euros, de los cuales 42 se percibirán de forma directa y otros 50 de manera indirecta.
La audiencia mundial de un partido como la final de Libertadores, sobre todo teniendo enfrentados a dos «archienemigos» como Boca y River, es de 200 millones de personas, siendo así una magnífica campaña de publicidad para la capital de España.
Al margen de aspectos económicos, preocupa la la seguridad en el evento, debido a los graves disturbios provocados por las aficiones en Argentina, y que desencadenaron en el exilio de este partido a Europa, para garantizar la seguridad de todo el mundo. En Madrid habrá 2000 efectivos policiales velando porque el espectáculo sea exclusivamente deportivo.
